El amor propio es aprender a aceptarte y valorarte, sin importar tus defectos o las críticas de los demás. Durante años, pensé que demostrar amor era estar para todos menos para mí. Este enfoque no solo me agotaba, sino que permitió que otros abusaran de mi disposición. Fue entonces cuando entendí que cuidarme no era egoísta, sino necesario para tener una vida equilibrada.
Fue un camino largo y lleno de desafíos, pero a mis 50 años, logré cambiar mi perspectiva. Me di cuenta de que no podía seguir viviendo sin reconocerme ni valorarme. Decidí empezar un proceso de transformación que no solo cambió mi vida, sino también la de mi familia. Ahora sé que el amor propio no es egoísmo, sino una herramienta poderosa para crecer, superar obstáculos y construir relaciones más saludables.
En este artículo, te comparto los pasos que me ayudaron a recuperar mi autoestima, salir del papel de víctima y convertirme en la protagonista de mi propia historia. Porque si yo lo logré, tú también puedes hacerlo.
Los errores comunes al buscar amor propio
Uno de mis mayores errores fue creer que priorizar a los demás —mi esposo, mis hijos y mi círculo cercano— era una forma de demostrar amor. Esta actitud me llevó a olvidarme de mis propias necesidades, a aceptar malos tratos y a invalidar mis emociones. No me miraba al espejo porque no me sentía suficiente y permití que la inseguridad definiera mi vida.
El impacto del amor propio en la familia
Cuando nacieron mis hijos, trajeron amor infinito y grandes desafíos. Ellos me enseñaron a ser valiente y perseverante, a demostrarles que no existen los imposibles. Sin embargo, entendí que no podía darles lo mejor de mí si seguía dejándome en segundo plano.
Descubrí que inculcarles el valor del amor propio comenzaba con mi ejemplo. Ahora sé que valorarme a mí misma es también una forma de amarlos a ellos.
Momentos clave que me enseñaron a valorarme
El fallecimiento de mi padre fue uno de los momentos más dolorosos de mi vida, pero también marcó un antes y un después. Su partida me dejó un vacío inmenso y una gran lección pues me enseñó que debía sacar mi fortaleza y coraje para salir adelante. Este episodio fue el empuje que necesitaba para empezar a construir una vida más plena y basada en mi propia valía. Con la partida de mi padre entendí que ¿Para que fue este suceso? para darme darme cuenta que si podía sola salir adelante por mi y por los míos a pesar de lo doloroso que fue su partida
¿Por qué es importante salir del papel de víctima?
Por mucho tiempo, viví atrapada en el papel de víctima. Me sentía en un hoyo oscuro, rodeada de malas experiencias, humillaciones y palabras hirientes. Cuando intentaba expresar lo que sentía, me callaban. Este ciclo de dependencia emocional y sumisión solo me estancaba. Fue entonces cuando entendí que quedarme en ese lugar no me permitiría avanzar. Decidir tomar las riendas de mi vida fue la clave para romper con ese patrón.
¿Cómo enfrentar el miedo al cambio y la crítica?
Poner límites saludables no fue fácil. Al principio, recibí críticas y etiquetas ofensivas de quienes estaban acostumbrados a que siempre dijera «sí». Sin embargo, aprendí que decir «no» es una forma de cuidarme y que no tenía que justificar mis decisiones. También entendí que ser empática no significa olvidarme de mis propias necesidades y que la sobreempatía solo me dañaba emocionalmente. Nada es mas valioso que el amor propio ni mas denigrante que los que se aprovechan de la vulnerabilidad y sensibilidad de las personas pero el amarse a uno mismo es un trabajo que se consigue poco a poco
Consejos prácticos para cultivar el amor propio
Mi proceso de transformación comenzó con pequeños pasos que, sumados, marcaron la diferencia:
- Leer libros de autoayuda para comprender mis emociones y patrones.
- Buscar psicoterapia, que me ayudó a trabajar en mi autoestima y a entender que el cambio empezaba conmigo.
- Poner en práctica límites saludables en mi círculo cercano.
Estos pasos, aunque pequeños al inicio, me permitieron salir del hoyo emocional y construir una versión más fuerte de mí misma.
Hoy, me miro al espejo y me acepto tal como soy, con mis kilitos demás, mis luces y mis sombras en todas las versiones que tuve. Aprendí que el crecimiento no es lineal y que cada experiencia, por difícil que sea, me ha enseñado algo valioso. Aceptar todas mis versiones me permitió abrazar el proceso y avanzar hacia una vida más plena.
El proceso no es lineal, pero vale la pena. A veces, algunas de mis versiones pasadas reaparece pero ya no me quedo atrapada en esos pensamientos. Entendí que los altibajos son normales y que cada paso, por pequeño que sea, me acerca a la persona que quiero ser. Aprendí a reconocerlos y hablarme bonito y con amor así como me hubiera haber sido tratada, estoy dándole a mi niña interior todo el amor y espacio que merecía. Lo importante es seguir avanzando y abrazar el proceso de transformación.
Toma las riendas de tu vida
En lugar de preguntarme «¿Por qué me pasa esto?», ahora me pregunto «¿Para qué me pasa?». Este cambio de perspectiva me permitió salir del papel de víctima y asumir el rol de protagonista de mi historia. Ahora sé que mi vida depende de mí y que cada decisión consciente es un paso hacia la plenitud interior.
Si te identificas con mi experiencia o quieres fortalecer tu camino hacia el amor propio, te invito a seguir este blog. Juntos podemos aprender que, aunque el proceso sea difícil, es posible pasar de ser víctima a protagonista de tu vida.
Abraza todas tus versiones, incluso las incómodas, porque son ellas las que te enseñan y te ayudan a construir una mejor versión de ti mismo.